JAVIER ALCAÍNS [◙]

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Elogio de Javier Alcaíns por Juan Manuel Barrado

¿Cómo trazar una imagen precisa, sin vehemencia ni adulación (pues es sabido que el ejercicio de la amistad acarrea la costumbre de esos pecados veniales), de un iluminador de libros, de quien combina, en la era del ordenador y el satélite - la máquina del cielo, que diría Garcilaso - caligrafía y pintura? Javier Alcaíns no es, por definición, sólo pendolista, ni un miniaturista medieval retirado a sus códices, ni aún menos un ilustrador de poemas o cuentos: lo suyo es un doble gesto, una acción unitiva de verbo y línea y color sobre la página, experiencia lírica a la que suma, tinta y tempera como instrumentos de armonía, una fe plástica. Enlaza en verdad con una tradición perdida, la de bestiarios, salterios, libros de horas, con obras como Aviso del ángel, El reino del rey de reinas o, más reciente, Las horas felices, pero, de igual modo, recupera la magia del cuento oriental o, por afinidad estética, e! fulgor de la miniatura japonesa en otras muchas (Cuento del velo de Afrodita, por ejemplo). De forma esporádica, con la alegría de un capricho, ha caligrafiado e iluminado libros diversos, desde clásicos como El Cantar de los Cantares de Salomón o
El Cuervo de E. A. Poe, a vanguardistas como La muerte en Beverly Hills de Pere Gimferrer, o experimentales como Improvisación 31 de J. M. Barrado, amén naturalmente de la creación de poemas discursivos: Memoria de los viajes (Herida, ERE, 1985) o Teatro de sombras (Finalista Premio "Ciudad de Jaén", 1995).
Javier Alcaíns representa el ser, por variedad de registros océano, entregado a la poesía, el demiurgo que posee la mirada, el arrebato de ficción. Nieto de Rousseau El Aduanero, y pariente lejano de Borges, se despoja en la escritura hasta la inocencia, coquetea incluso con la metafísica o, en ocasiones, baja al infierno del recuerdo, como en el magnífico poema Fronteras. Lo hermoso permanece fiel a sí mismo, decía Platón, y así estos signos de poesía, de la mano de Alcaíns, nos anuncian una imagen, pero una imagen imposible.