CÉSAR DAVID [Ferrospectiva]















(Sobre la exposición)
El 05/09/2015 la esculturas de César David tomaron al asalto el Espacio [CO]NVENTO. En Ferrospectiva el escultor extremeño muestra un amplio resumen de sus últimos años de creación. Están presentes piezas de Conversas (2015), de Natura et Humanitas (2014), de Paisagens de montanha e agua (2012), de Lares y Hogares (2009) o de Linde (1998), series en las que el hilo que las une y que cose a buena parte de ellas habla del tránsito a través de los paisajes.

Preside esta exposición una silla pizpireta que encuadran los expertos en arte figurativo, pero que más bien se nos antoja en metáfora del movimiento perpetuo. Culo de mal asiento, que es como la titula el autor. De culo inquieto, de blanco en blanco.

Y es esa idea del movimiento y del viaje y del encuentro la que enmarca este muestrario de poéticas secuencias imaginadas en verso y forjadas en hierro y que nos descubren líneas en el horizonte. Sutiles perfiles de montañas. Infinitos que se cruzan en un punto de casitas que a buen seguro estuvieron sembradas de corralas y de vida. Citas imposibles de formas asimétricas moldeadas por el autor a modo de demiurgo, haciéndolas hablar entre ellas, dándoles conversa al calor de la chimenea. Figurillas andantes y vivarachas que emergen de la tierra y se elevan en equilibrio danzarín, casi circense, prestos a iniciar el viaje, de noche en noche, de blanco en blanco. Orografía humana, en fin, para arrebatos de la memoria contemporánea.
Y es que, en el fondo, esta síntesis, esta recapitulación que es Ferrospectiva no podía tener mejor escenario que el espacio de Joaquín Costa, 16, en Badajoz, en la raya, en donde no se hablaba, se mantenían conversas, en donde no había caminos, eran perfiles de lomas y de cerros y en donde llegábamos a las casitas de la frontera, junto al río, junto al paisaje de montaña y agua y de puentes que saltábamos en equilibrio torpe, casi de cine mudo, prestos a volver a casa, a la corrala de Joaquín Costa, 16, en Badajoz, y esconder el café debajo de la cama y detrás de los tiestos de geranios que engalanaban el patio, antes de ser claustro. De noche en noche, de blanco en blanco, de culo inquieto.